Una visita, en parte

Jueves 20 de Septiembre, 2007

Al medio día voy solo a buscar comida. Alón le ha dado dinero a Mirom para que le compre algo en el comedor de la univesidad, pero yo me decido a salir a la zona de siempre a por comida. De camino hacia allí, hay un debate interno sobre si debería o no comer algo de carne. La verdad es que un shawarma entraría de vicio. Lo cual me hace babear. Pero al final consigo volverme fuerte y no paso por la tienda de shawarma y opto por comprarme un bocadillo "iraquí" de pan de molde integral.

El bocadillo está bastante bueno. Tiene berenjena, huevo duro, lechuga, tjina y pepinillo. El pepinillo me da un poco de repelús y normalmente pido que no lo pongan, pero hoy se me ha olvidado así que lo quito intentando tocarlo lo mínimo. Cuando vuelvo de comprar está Alón solo en el laboratorio, así que me imagino que Mirom todavía no ha vuelto con su comida. Me paso un rato esperando hasta que Alón me comenta que ya tiene la comida. Me pasa por no preguntar.

Después de comer recibo una llamada al móvil... es Leo. Leo es un compañero de universidad que también había estado dando vueltas por oriente medio pero antes de que yo llegara. Estuve chateando con otro amigo en común que se lo comentó. Ahora resulta que ha venido a pasar unos días en Israel para la boda de unos amigos. Leo se marcha hoy por la madrugada de vuelta a Barcelona. Tenemos unas horas por la noche para quedar y cenar antes de que se vaya. Me hace ilusión ver a alguien de Barcelona por aquí. Ninguno de mis amigos se ha dignado a venir a visitarme, pese a que les ofrecía alojamiento. YA OS VALE!

Leo ahora mismo está en Jerusalén, acabando con el convite. Me dice que cuando salga para Tel Aviv me vuelve a llamar y así tengo tiempo para ir hacia allí. Su modo de transporte es el taxi.

Dean me llama un poco más tarde para ver como me ha ido el día. Hoy no podré ir a escalar porque tengo cita, pero lo aplazamos para mañana por la mañana y así vamos otra vez a la pared cerca de Jerusalén. Habrá que volver pronto antes de que comience Yom Kippur.

Leo me vuelve a llamar unas horas más tarde, sorprendido de que todavía esté en el trabajo. Me dice que sale hacia Tel Aviv en quince minutos y que en una hora estará allí. Como los dos vamos a ir en taxi, quedamos en la puerta del Hotel Sheraton Plaza. El hotel en el que se hospedaba está delante y así podrá pedirles que le guarden la maleta.

Yo apuro unos minutos antes de marcharme a casa con la bici. Cuando llego llamo al servicio de taxis pero no consigo que me entiendan, o mejor dicho, yo no consigo entenderlos a ellos. Tengo otro teléfono pero no contestan. Por suerte a la tercera va la vencida y en 5 minutos tengo un taxi en la puerta.

Tanto apurar y pasa lo de siempre: llego tarde. Leo llevaba unos minutos esperando cuando aparezco yo en mi taxi en la puerta del Sheraton. Juntos cruzamos la calle y Leo consigue que le guarden la maleta. Como yo no tengo mucha idea de los sitios para comer por aquí, Leo toma la iniciativa y me lleva a un restaurante que conoce, donde, la verdad
sea dicha, se come bien por un buen precio.

Ya hacía
tiempo que no nos veíamos. Alguna vez después de la universidad habíamos coincidido en algún bar o con un amigo en común. Leo es muy dicharachero y nos sobra tiempo para ponernos al día.

Leo - "Pero cómo has acabado tu aquí?"
Yo - "Joder! Y tú?"

Respondidas las preguntas pertinentes sobre la vida de cada uno. Pasamos a nuestras impresiones sobre la vida en oriente próximo. Leo tiene varias amistades israelís y últimamente ha estado por Egipto y Jordania. Además trabaja en una agencia de viajes especializada en esta zona, así que sabe del tema más que yo.

Me alegra ver que muchas de las cosas que he observado él también las comparte. La conclusión más evidente es que en europa tenemos un grave problema de desinformación y mucha necesidad de decirles a los demás como debería resolver sus problemas.

Otro tema de conversación, casí inevitable hoy en día, son los precios de las viviendas en España y lo que cuesta pagar la hipoteca. Leo es un nuevo propietario, a la espera de llaves y yo me estremezco al oir lo que le toca pagar mensualmente de hipoteca. Leo es uno más de los que tiene que hacer el pino para llegar a fin de més.

En comparación, resultan irrisorios los precios de los pisos en Israel. Yo, personalmente, no me pienso comprar una casa en España, a no ser que encuentre un chollazo. Puesto que todo el mundo quiere una casa para tener algún sitio en el que caerse muerto, yo prefiero comprarmela en un sitio exótico, más barato, y morirme de placer. Israel de momento tiene números, pero el año que viene tengo intención de ir a Nueva Zelanda, así que se abre la fase de candidaturas.

Leo y yo acabamos de comernos nuestros platos de pasta con salsa de mar. Leo espagueti con cangrejo y mejillones y yo gnocci con mejillones, sepia y gambas. Si, lo sé, en la salsa había animales muertos, pero hoy al medio día he tenido que negociar para no comerme el shawarma que tanto me apetecía.

El camarero, que ha sido cordial durante toda la cena, nos ha apuntado en un papelito tres bares a los que ir a tomar algo. Pero a unos cien metros de camino hacia uno de los bares, me encuentro con Noam. Hay que ver que pequeño es el mundo, llevamos intentando ir a escalar durante más de un mes y ahora me lo encuentro dos veces en menos de una semana.

Noam iba con su novia, camino de una fiesta de cumpleaños. Nos ha dicho si queríamos ir con ellos y la idea nos ha parecido interesante. Nosotros tampoco sabíamos bien a donde íbamos, así que nos apuntamos.

El bar no queda muy lejos y llegamos en poco tiempo. El justo para charlar un poco con ellos dos, presentaciones incluidas. En la puerta hay dos seguratas que hablan con Noam y nos dejan pasar. Yo con las pintas que llevo, no hubiera pasado ningún control de seguratas en Barcelona.

Dentro del Bar Noam nos presenta a la chica cumplidora y la saludamos. Es la última vez que les dirijimos la palabra. Leo y yo tenemos suficientes cosas de que hablar como para ponernos a socializar a pocas horas de que se vaya en avión. El bar tiene música de la que yo escuchaba cuando era adolescente, lo cual me trae muchos recuerdos y buen rollo.

Leo y yo seguimos hablando de nuestras experiencias en Israel hasta que ya empieza a ser hora de que Leo vuelva para Barcelona. De camino al hotel, me cuenta como es la experiencia de coger el avión desde Israel. Él ya lo ha pasado otras veces y así que me pone sobre aviso. Ahora no voy a contar nada para no estropear la historieta, pero seguro que va a ser divertido, visto bajo el síndrome de Estocolmo. Hecho de menos al argentino.

De vuelta al hotel, nos esperamos en la calle a ver si conseguimos parar a un taxi para que yo me vaya a casa. Todos los que pasan parecen estar libres pero ninguno para, al final optamos por pasar a buscar la maleta primero. Leo consigue su maleta y el recepcionista llama a un par de taxis para nosotros. El de Leo llega primero y nos despedimos. Cuando vuelva a Barcelona me prometo hacer esfuerzo de memoria para quedar, se me acumula la faena.

Mi taxi tarda un poco más en llegar, pero por suerte resulta ser un tio bastante majo. Está un poco confuso, me pregunta por qué un tipo joven, guapo, cachas y ... dejémoslo en joven, va un jueves tan pronto por la noche a un barrio tan aburrido. Yo le digo que es doloroso tener que madrugar un viernes, pero que valdrá la pena.

De camino le cuento lo que estoy haciendo en Israel. Al principio se piensa que soy rico, porque puedo seguir estudiando a estas alturas. Lo de ser rico no lo tengo muy claro, pero le explico que puedo seguir estudiando porque me pagan por ello, y todo pagado por el estado. Que sepáis que ya tenemos otro fan español, él también quiere que le paguen por estudiar. A LA COLA!!

Laila tov.

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